La que está sentada sobre muchas aguas
Como puede verse por el versículo 1, el título de todo el capítulo 17 podría ser "La Iglesia Apóstata".
Es presentada como gran ramera (gr. porné), puesto que los reyes de la tierra (v.2) han fornicado con ella, y los habitantes de la tierra, han sido seducidos por ella. No se la llama adúltera (gr. moikhé) porque no representa al verdadero pueblo de Dios. Además, como hace notar Walvoord (ob. cit., pág. 244): «El simbolismo del adulterio espiritual no se usa de ordinario con respecto a las naciones paganas, que no conocen a Dios, sino siempre acerca del pueblo que lleva exteriormente el nombre de Dios, mientras, en realidad, está adorando y sirviendo a otros dioses». De ahí, la amonestación de Santiago (Stg. 4:4) contra las «almas adúlteras».
Por consiguiente, se trata aquí de la alianza o cohabitacion de la Iglesia apóstata con los poderes políticos de todos los tiempos, pero, en especial, del final de los tiempos. Las «muchas aguas» (final del v. 1) representan las gentes, paganos o gentiles, lo mismo que el «mar» de 13:1.
En el versículo 15 se nos ofrece la explicación de las muchas aguas [ gentes ] que están bajo el dominio de la Gran Ramera: «Luego me dijo el ángel: "Las aguas que has visto, donde está sentada la prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas"».
En efecto, las aguas del mar significan, en la Biblia, las muchedumbres y, en especial, las gentes paganas en su oposición a Dios y a su Ungido, el Mesías. Se pone aquí de relieve el gran poder (espiritual, moral, político, económico) que la Iglesia apóstata ejerce y, especialmente, ejercerá al fin de los tiempos con el apoyo del AntiCristo y sus fuerzas. «La Iglesia apóstata -dice Ryrie-- será ecuménica.» Este mismo poder de la Roma religiosa se pone aquí para que se aprecie mejor el contexto posterior (v.16-18), donde se describe su vergonzosa caída y destrucción, a manos precisamente de los mismos poderes que la sustentaban, y a los que ella servía de principal mentor.
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